Nuestros agricultores ya se están poniendo en marcha para reanudar las tareas de cultivo para la próxima cosecha de esta fruta. A partir de otoño entramos en la fase de poda y aclareo. Tanto la poda como el aclareo se realizan manualmente, siendo tareas que consumen gran cantidad de mano de obra.
En la poda se pretende eliminar las ramas altas para facilitar la posterior recolección. También se quitan algunas ramas para que entre más luz en el interior del árbol y así mejorar la calidad. La poda elimina muchos racimos de flores, lo que disminuye la producción pero mejora la calidad. Los restos de la poda se suelen triturar y se reincorporan al suelo después de un proceso de compostaje natural.
El aclareo se suele realizar en tres fases: una primera de eliminación de hijuelos, que son racimos pequeños y de peor calidad. Después se elimina la mitad superior de los racimos de flores, pellizcando con las manos uno a uno. Y finalmente, se eliminan los frutitos cuando son del tamaño de una aceituna, también uno a uno, con la intención de dejar solo los 3 o 4 frutitos de mejor calidad.
Este cultivo requiere mucha mano de obra, genera empleo y ayuda a fijar la población rural.
Fruto de este saber hacer y dedicación por parte del agricultor obtenemos un níspero de excelente calidad que bien merece tener el sello de calidad diferenciada.